El Señor de la Guerra Criamon quiere estar siempre al corriente de todas
las alimañas que acceden a su territorio así que no ha escatimado
recursos en organizar una red de torres de vigilancia que recorren todo
el perímetro de su asentamiento. La mayor parte de las torres están
realizadas con materiales reciclados, como todo buen superviviente sabe
no hay que tirar nada, todo se aprovecha.
Y como es un tipo legal (pero de gatillo fácil) siempre avisa a los despistados con carteles, que las balas escasean y no es plan malgastar ni una.
Y como es un tipo legal (pero de gatillo fácil) siempre avisa a los despistados con carteles, que las balas escasean y no es plan malgastar ni una.
Os paso una foto del primer "outpost", las alturas siempre van bien en el campo de batalla y encima con un toldito para su vigilante, no sea cosa que vengan los de riesgos laborales y la liemos.
Como veis es todo "made in diógenes", ese soporte gris que
eleva la torre son matrices de Malifaux, me gustó su forma y pensé que
algún día les daría uso.
La base son cartuchos de impresora usados y un par de tapones de desodorante unidos con mas tapones de leche en su extremo. Lo que está sobre los cartuchos y tapones son trozos de fleje de embalar, si os fijais tiene una textura perfecta para representar suelo metálico y lo mejor de todo es que es gratis en los embalajes. Finalmente el toldo es un pañuelo de papel (clinex) bien empapado en cola, una vez seco está duro como la piedra y lo he pintado con pintura para aerógrafo (o pintura normal bien diluida).
Los carteles le dan mucha vidilla a estas piezas, no son mas que sacados de internet, impresos en cartulina, pinto el trasero de gris y repaso con la llama de un mechero los bordes para dejarlos irregulares. Una pasadita de tinta marrón muy diluida los deja perfectos para el páramo.
Ah! y se me olvidaba lo mas importante, tengo una mezcla de pigmentos marrones con óleos en disolvente que aplico a mansalva al acabar, cuando seca queda el pigmento polvoriento pegado a la pieza dando el aspecto de polvo y corroido por el óxido.
La base son cartuchos de impresora usados y un par de tapones de desodorante unidos con mas tapones de leche en su extremo. Lo que está sobre los cartuchos y tapones son trozos de fleje de embalar, si os fijais tiene una textura perfecta para representar suelo metálico y lo mejor de todo es que es gratis en los embalajes. Finalmente el toldo es un pañuelo de papel (clinex) bien empapado en cola, una vez seco está duro como la piedra y lo he pintado con pintura para aerógrafo (o pintura normal bien diluida).
Los carteles le dan mucha vidilla a estas piezas, no son mas que sacados de internet, impresos en cartulina, pinto el trasero de gris y repaso con la llama de un mechero los bordes para dejarlos irregulares. Una pasadita de tinta marrón muy diluida los deja perfectos para el páramo.
Ah! y se me olvidaba lo mas importante, tengo una mezcla de pigmentos marrones con óleos en disolvente que aplico a mansalva al acabar, cuando seca queda el pigmento polvoriento pegado a la pieza dando el aspecto de polvo y corroido por el óxido.
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